Cambiando el juego

La mayoría de la multitud sigue las reglas del juego, mas Gavin y Liz no son como el resto... «Ganar a cualquier precio».

Ese fué siempre y en todo momento y en toda situación el mantra que la agente deportiva Liz Darnell se ha repetido a sí durante su historia.

En el momento en que va bastante lejos y corre el riesgo de perder a su cliente del servicio mucho más fundamental, el jugador de béisbol Gavin Riley, Liz se percata de que deberá usarse intensamente para evitarlo.

Más allá de que lo cierto es que tampoco piensa un esmero bastante grande: al final de cuenta siguió cada movimiento del jugador desde el instante en que se fijó en él por vez primera y no fue de una manera precisamente profesional.

Próximamente Liz se percata de que Gavin está mucho más que presto a proseguirle el juego.

A Gavin no le importa nada caer en las redes de Liz.

La desea tanto como asemeja quererle a él.

Presto a repasarlo, escoge lanzarle una bola curva para ver lo lejos que está presta a llegar para mantenerlo en su cartera.

Sin embargo, el cariño comienza a ser una parte del partido de manera inopinada y ni Liz ni Gavin están preparados para ese cambio de juego.