La ciudad en los huesos

Partiendo de unas misteriosas reliquias, y cerca de la cooperación germano alemana antes y durante la Segunda Guerra Mundial, la novela refleja la trayectoria escencial, mucho más bien existencial, de sus personajes principales.

En unos casos viajes de ida y vuelta, y únicamente de ida en otros, que les arrastran en cualquier caso al conocimiento mucho más íntimo de sí, a ese conocimiento al que en determinados casos desearían no haber llegado nunca.

Una historia de pérdidas y renuncias en lugar de la supervivencia, mas también una historia cariñosa a la vida.

La correo entre Hilde, camarera del Berlín de principios de la guerra y su hermano, integrante de la SS designado en múltiples campos de concentración y exterminio, sirve de argamasa para, a través de las pequeñas historias de los individuos, edificar la historia global, la del humano y sus situaciones.

La narración de sicópatas en su medio natural, sí, mas además la narración de personas normales abocadas a la vileza en pos de la supervivencia.

La metamorfosis de Hilde; de la candidez al escandalo nacionalsocialista; el abandono de esos a quienes consideraba de los suyos y la vuelta al arroyo de la derrota; el cinismo pragmático de August en pues de su independencia; la amargura sin redención de Ángela; el renacer a la vida de Adolf en un campo a la vera de un almacena atormentado y la siempre y en todo momento y en toda situación dispuesta para el servicio Hannah, configuran los caminos de la novela.

Caminos intransitados, muy próximos mas paralelos como raíles de tren que nunca van a llegar a tocarse, más allá de que de esta manera lo parezca en lejanía.

Son sus actos, sus omisiones, sus pensamientos, sus certezas, sus incertidumbres, su apetito y sus miedos.

Y son suyos, solo suyos.

Por eso, siempre y en todo momento y en todo instante pasearán solos.