De madrid al ebro. las grandes batallas de la guerra civil espaÑola

Para entender la guerra civil de España hay que partir de un hecho: ninguno de sus personajes principales sabía por adelantado que se encontraba embarcándose en un combate de tanta extensión, para el que no disponían ni de los medios humanos, profesionales y financieros precisos ni de los entendimientos tácticos imprescindibles.

Sin embargo, la guerra tuvo ubicación.

Empezó como un golpe de Estado en el que sus autores movilizaron a una sección sustancial del ejército y, más que nada, a su única fracción operativa, el Ejército de África.

El Estado republicano, tambaleante, se defendió con las fuerzas de Orden Público, los guardas de ataque y la Almacena Civil, que se mantuvieron leales en una parte importante, y las milicias de los partidos, como el marxista, que se organizaron con agilidad y eficacia.

Este libro desmonta algunos tópicos, como el de que Franco quisiera una guerra extendida para liquidar mucho más de manera cómoda a su contrincante.

La guerra se extendió por dado que enfrente hubo un Ejército Habitual, el que hicieron Juan Negrín y Vicente Rojo.

Que Franco no tomara la ciudad más importante de España hasta el desenlace de la guerra no se debió a una resolución estratégica, como apunta dado que lo intentara sin éxito en múltiples oportunidades.

La primera parte del combate fue lo que podría nombrarse el dibujo de la guerra.

La considerable suma de combates locales concretó los puntos de...