Elogio De La Educacion Lenta

Los movimientos de la lentitud sugieren elecciones a la aceleración que condiciona nuestras vidas: comida, desplazamientos, relaciones personales… Todo está impregnado por una agilidad que no deja saborear el sentido de las cosas y nos aboca a una sociedad neurótica y despersonalizada.

Mucho más, antes y mucho más rápido no son sinónimos de mejor.

Aplicar esta afirmación en la escuela y en la educación pertence a las cuestiones a las cuales el autor intenta ofrecer contestación en este libro en que se replantea el tiempo, no desde el criterio organizativo, sino más bien con la intención de hallar nuevas dimensiones que den sentido, entre otros, a la variedad de ritmos de aprendizaje.

La educación lenta es un paradigma que no pretende hacer las cosas a poco a poco, sino más bien entender hallar el tiempo justo para cada uno y aplicarlo en cada actividad pedagógica.

Educar para la lentitud significa cambiar la agilidad al momento y a la persona.

Llevar a cabo elogio de la educación lenta tiene sentido hoy y aquí en la medida en que representa el elogio de un modelo educativo entendido como la parte clave en el proceso de humanización de la sociedad.

El tiempo no puede colonizar nuestras vidas y las de la escuela, sino hay que devolverlo a los pequeños y pequeñas y al profesorado a fin de que pueda ser un tiempo vivido absolutamente y, por consiguiente, absolutamente educativo