Las Confesiones

Jean Jacques Rousseau puso en Las confesiones los cimientos de la moderna autobiografía.

Las confesiones van más allá de unas sencillos memorias al convertir Rousseau al lector en «juez» de los hechos de su historia.

Muestra su testimonio sobre los elementos biográficos de un hombre que desea desnudar su alma y su vida hasta tal punto que está seguro de que no tendrá jamás imitadores.

En Las confesiones, Rousseau vive y revive su etapa de ilusiones infantiles y su adolescencia ambulante, donde el cariño de una mujer prende en el joven un fuego cuyo rescoldo alienta todavía en la vejez, como queda reflejado en Las ensoñaciones del paseante solitario, obra asimismo publicada en Coalición Editorial.

Sin embargo, no es el registro intimista o sentimental el único que tiene cabida en esta amenísima obra.

Empleando como trama la lucha que mantuvo contra el destino, al aceptar las acusaciones vertidas contra su ser por considerarlas otras tantas virtudes que debían conducirle a la gloria y volverse contra sus inculpadores, Las confesiones forma un vívido retrato de una sociedad que no solo abrumó al niño inocente de la sección primera, sino prosiguió realizando lo propio con el hombre maduro de la segunda.

Un hombre que fue perseguido de manera infatigable por todos, incluidos sus amigos de juventud, como Diderot, Grimm o Voltaire, que no ahorraron encarnizamientos contra su persona.